lunes, 28 de mayo de 2012

Su fin interminable.

Cerró la ventana y corrió las cortinas.
Música muy baja.
Y su cuerpo esparcido en el piso.
Miraba hacia un lado, y sus ojos encontraban aquella vieja y arruinada caja
debajo de la cama. Sabe lo que hay, sabe lo que habita allí.
No quiere el mismo deja vu de tiempo atrás, si llega a su manos,
si la abre, automáticamente se va a hundir en vanos sentimientos.
Pero siente que ¿lo necesita?. No lo sabe bien.
Piensa mejor y se retiene de tomarla.
Cierra los ojos. E imágenes las poseen.
Fuertes, absurdas, confusas, erróneas, magnificas, vacías en fin.
No aguanta y vuelve a abrir sus ojos.
Cambia su posición mirando hacia abajo, apoyando su frente en sus brazos cruzados y
viendo la oscuridad del suelo.
Piensa inevitablemente de nuevo y un click reventó.
Se cansa. Se agota. Se extingue. Se contamina. Se reduce.
No quiere ser esclava del tiempo. No busca más. Todo es incoherencia.
Nada de eso tendría que existir. Ni haber nacido. 
Abandono. Pérdida. Invalidez. Juego ingrato. Desconsideración. Impotencia absoluta.
Se levanta, apaga la música.
Se despide de su cabeza.

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