jueves, 31 de enero de 2013

Anhelo sin deterioro.


Cómo me gustaría animarme a decirte: "Volvé". Pero que decidas permanecer.







sábado, 12 de enero de 2013

Opuestos.


Me pediste sin palabras que callara todas tus confesiones, aquellas que plantaste tan voluntariamente en mi mente.
Encerraste en el conjunto de nuestras miradas el absurdo sentido de la profundidad mutua.
Pestañeaste y no volviste a abrir aquellos ojos.
Y yo, quedé enfrente tuyo, mirándote con pena y dolor, sintiendo la despedida más fría del ser que logró deshelar mi alma.
Te apagaste y me abandonaste.
Te abracé bien fuerte pero tu cuerpo ya era tan sólido como la fuerza de mi desesperación.
Imposible era sentir tus huecos, el aroma de tu piel, tu calidez.
Tu pelo ya no volaba, seguía la curvatura de tu cabeza hacia tu cuello. Inmóvil.
No puedo alejarme de esta tallado tan perfecto.
Figura inerte, absorbida de desamparo.
Me dejaste sola... ¿por mi bien o realmente no me necesitabas?.
Petrificaste en mis gotas de respiración, una pregunta nueva que brota a cada segundo.
Aunque parezca no haber retorno, al anhelo de recuperar la vivencia de tu pureza, está intacta.
Esperando que de nuevo mi deseo y admiración puedan ser su compañía.
Qué absurdo es permanecer al lado de tu imagen, ni siquiera percibís lo que estoy sintiendo.
Mi razón latente me repite como voz interior, que retome mi camino.
Atreverme a caminar sin mirar atrás. A dejar anclada en esta esfera tu cuerpo y hacer avanzar el mío.
Intentan retirarme a la fuerza, pero no logro superar totalmente dejarte atrás.
Irracional razón que me convence de lo impredecible.
Me alimento de mis memorias cuya energía proviene de tus palabras muertas.
Pidiéndole a mi fe que logre olvidarte. Que no guarde más registro de la fuerza cuando me miraste.
La debilidad se hace insostenible.
Y las evidencias de la  pesada frustración  empezaron a marcar cada milímetro de piel.
Endureciéndome por dentro. Y estancando el recorrido de mi sangre.
Mis ojos también pasaron a tu mundo.
Se marchitó mi rostro.
Se detuvo mi mente.
Mis latidos ya no detectan sonido de palpitación.
Mis oídos ya no oyen más mi respiración.