Ahí, cuando sentís el espacio vacío de algo, es cuando más
sentís su presencia.
Cuando dejas de vivirlo, es cuando se hace más visible en los
pensamientos.
Dónde el silencio te alcanza, porque pensás que mejor va a
ser callar.
En ese momento donde se te abren los ojos, y se te cierran
los del corazón.
Sentís que la mente se fue a descansar pero no es sinónimo de
tranquilidad ni de tempestad.
No sobran ni alcanzan las palabras. Todo parece estar en un
término medio.
Ni en tierra ni en cielo, sino entre ellos.