Un cambio

No creo en las palabras, ni en todos los actos.
Dicen que las palabras se concluyen al ver los actos que las confirman, y yo pensaba que así era, lo sostenía (o lo sostengo, no lo sé) pero realmente, no creo en ninguna. Ni en las cuentas pendientes con alguien, ni las palabras dichas en algún momento, ni si veo una, dos, tres veces que los hechos se confirman.

¿Por qué así? Porque un hecho, no me asegura el futuro. Ese acto sólo me confirma el hoy, el ahora, ese día. Pero no para fiarme a futuro. Para mí no existe el un día. Un día de estos te llamo, un día nos vemos, te mando mensaje en estos días... Y todas esas frases a futuro. No, no las creo absolutamente nada. Y así como en esas situaciones tan comunales, también me estoy refiriendo a lo más complejo. Como esas frases que te hace pensar que el lazo con una persona no se va a perder, que el sentimiento va a persistir, el cariño, la amistad... De todo eso creo mucho menos. Las palabras son difíciles. Y son un arma. Cómo se usen, cómo se digan... el cuidado que hay que tener para mí es inmenso, pero como vivimos con ellas, tal vez perdemos el cuidado, la costumbre hace que actuemos automáticamente, y así pasará con el uso del habla. ¿Trato a todos de mentirosos o falsos?, no para nada. Solamente veo que me hace mejor no depender de lo dicho. Oírlo sin más. Es muy raro que yo esté hablando así sobre este tema, pero bueno sucesos->experiencias->posturas. Me quedo con vivir el preciso momento, sin tomar tan en serio lo dicho, me pasa con los más cercanos, así que... ¿qué más?  tengo tolerancia, paciencia, pero soy una persona como todos y me canso. La verdad el palabrerío y las palabras las tengo por el cuello.
Me gustaría hablar de lo que sí creo, pero no quiero mezclarlo así que en otra entrada lo haré. Gracias por leer. Hasta la próxima.